domingo, 6 de junio de 2010

... Y ENTONCES LLEGÓ RAFA (PRIMERA PARTE)

Nadie puede librar a los hombres del dolor, pero le será perdonado a áquel que haga renacer en ellos el valor para soportarlo. 



El 29 de mayo de 1985 comenzó la etapa más negra de la historia del Liverpool. 39 personas murieron en el estadio Heysel de Bruselas minutos antes del inicio de la final de la Copa de Europa como consecuencia de una avalancha en las gradas provocada por los hooligans británicos . El partido que se jugó a continuación, con las víctimas aún apiladas en los vomitorios del estadio, es uno de los episodios más vergonzosos de la historia del fútbol.


El equipo fue desterrado de las competiciones europeas durante seis años, pero lo peor aún estaba por llegar. Sólo cuatro años después de la tragedia de Heysel, el Liverpool jugaba la semifinal de la FA Cup contra el Nottingham Forest en el vetusto estadio de Hillsborough, en Sheffield. El partido apenas duró siete minutos antes de ser suspendido. 96 hinchas del Liverpool murieron por aplastamiento y asfixia en la tribuna oeste, entre ellos un niño de 10 anos, primo de Steven Gerrard. Hasta entonces, el Liverpool había forjado su historia sobre la gloria de las Copas de Europa de los 70 y los 80, sobre el genio de Bill Shankly y sobre el orgullo Scouser de la grada de Anfield. El 15 de abril de 1989 esa mítica se desvaneció y el club entró en una catarsis que le obligó a reconstruir su identidad. De la misma manera que el Manchester United ha construido su carácter sobre la tragedia aérea de Munich, o el Real Madrid ha hecho de las Copas de Europa su seña de identidad, el Liverpool hizo de la memoria de las víctimas el motivo para competir. En las temporadas siguientes el equipo ganó dos Premier League más a las órdenes de Kenny Dalglish, peró el club se sumió en la melancolía y no encontró la salida del túnel. 

Y entonces, quince años después, llegó Rafa Benítez y el Milagro de Estambul. 

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