jueves, 29 de octubre de 2009

¿QUÉ SE NECESITA PARA SER UN BUEN ENTRENADOR?

Si hubiera una nación de dioses, éstos se gobernarían democráticamente; pero un gobierno tan perfecto no es adecuado para los hombres.
Jean Jacques Rousseau

Johan Cruyff siempre ha distinguido entre tres clases de entrenadores: los que ganan y pierden un partido sin saber por qué; los que ganan y pierden un partido y saben por qué; y los que ganan y pierden un partido y no sólo saben por qué sino que tienen la solución para continuar ganando o evitar seguir perdiendo. La esencia está en saber, conocer, porque, como un día escribió Jorge Valdano: “un entrenador tiene o no tiene conocimientos, eso es lo que le da la autoridad cuando está delante de sus jugadores. Luego su palabra valdrá más o menos en función de lo que diga la tabla de clasificación”

¿Pero de qué tiene que saber un entrenador? Debe conocer tres cosas: el juego, la competición y los futbolistas. Cuando hablamos de conocer el juego nos referimos a la capacidad para identificar porqué ocurre lo que ocurre en el campo más allá del instante del último remate. Se trata de dominar los fundamentos del juego y ser capaz de diseñar tareas de entrenamiento pensadas por y para la competición. Es verdad, como escribe Ángel Cappa, que “el fútbol es un juego que primero se siente, se vive desde la pasión, y después se piensa porque si lo entendemos mejor, seremos capaces de disfrutarlo más”. Y es que no hay nada mas estéril que un entrenador sin un mínimo conocimiento táctico que le permita explicar porqué va ganando o perdiendo un partido.

Conocer la competición es como dominar el circuito en el que se va a pilotar. Si se quiere competir en la élite, con la máxima exigencia y donde los detalles son decisivos, es imprescindible conocer a los rivales, la idiosincrasia de un país, las características del campeonato, etc. Cuando a Juande Ramos le cazaron hace poco diciendo “¡Qué malos son estos rusos!” en el banquillo del CSKA de Moscú, es como si Fernando Alonso descubriera en plena carrera que una curva es más cerrada de lo que se esperaba.

Por último, es imprescindible conocer a los futbolistas porque el que no entiende de jugadores no entiende de fútbol. De los tres pilares básicos para un buen entrenador éste debe ser el más sólido. Un entrenador inteligente puede y debe rodearse de un cuerpo técnico que supla sus carencias, que planifique entrenamientos y le ayude a leer los partidos. Pero al final el entrenador es un lobo solitario que lidera el grupo y tiene la obligación de que los jugadores crean en él, y eso sólo se consigue en el cara a cara y tomando decisiones.

Fabio Cappelo dijo un día que en un mundo donde nadie se atreve a tomar decisiones él las toma. Es más fácil saber de táctica que de personas, y es ahí donde se mide la talla de un entrenador. Porque, parafraseando a Valdano, “si damos por descontado el conocimiento, la autoridad hay que demostrarla en las decisiones, no en el gesto fiero ni en el grito demagogo. A partir de ahí, el entrenador tendrá toda la fuerza que el club quiera.” Si nos detenemos a pensar en aquellos entrenadores más brillantes, siempre nos vendrá a la mente cómo decidieron jugar, qué jugadores eligieron y que estilo escogieron para su equipo. Recordaremos, en definitiva, sus elecciones.

"¿A qué vienes si sabes que Núñez te ficha por conveniencia?", le advirtió un futuro colaborador antes de que Cruyff firmara como técnico del Barça. "Vengo porque me necesitan para hacer lo que más me gusta, que es tomar decisiones".

miércoles, 14 de octubre de 2009

OCTUBRE, LESIONES Y CULPABLES

Han pasado dos meses desde el comienzo de la temporada y el número de jugadores lesionados dispara las alarmas buscando culpables. Pero que nadie vea fantasmas en una deficiente preparación, en el entrenador o los servicios médicos. No es el momento, especialmente en los recientes casos de lesiones de tobillo, donde ni un buen entrenamiento propiceptivo, un correcto equilibrio muscular o un vendaje funcional pueden impedir que, estadísticamente, el 36% de las lesiones sean esguinces de tobillo (la lesión con más incidencia en futbolistas según un estudio danés del año 97).

Sabiendo que el 24% de las lesiones provocan una inactividad superior al mes, con todo lo que eso implica, es comprensible que la epidemiología lesional en el futbol, así como la prevención y rehabilitación de lesiones sean una de las materias más estudiadas en toda la bibliografía deportiva.

¿Por qué se lesionan los futbolistas? Podríamos culpar a la permisibilidad arbitral a la vista de un estudio realizado en la Premier League según el cual el 60% de las lesiones se producen en algún tipo de contacto entre jugadores que no es señalado como falta, y que sólo el 28% de todas las lesiones fueron consecuencias de faltas pitadas por el árbitro. En el Mundial de 1994, la mayor parte de las lesiones no fueron falta a juicio del árbitro, aunque el 50% de las lesiones no juzgadas como falta se produjeron por contacto entre jugadores. Sin embargo, no podemos olvidar que más de la mitad de las lesiones se producen de forma indirecta, es decir, no existe una fuerza aplicada en el sitio de la lesión ni un contacto directo con el oponente. De hecho, está bastante arraigado en la cultura popular, y no sin razón, aquello de que las peores lesiones son las que se hace uno solo.

Parece más razonable encontrar causas en la gran carga competitiva de los futbolistas. De hecho, se estima que el riesgo de lesión es tres veces superior en los partidos que en los entrenamientos. Lo curioso es que, según un estudio danés, en el fútbol de primera división se producen 18 lesiones cada mil horas de juego, mientras que en categorías inferiores la cifra baja hasta las 11 lesiones por mil horas de competición.

¿Hay alguna posición más susceptible de lesión? La mayoría de estudios dan cifras tan ajustadas que es muy difícil decir que un delantero tiene más posibilidades de lesionarse que un defensa. No obstante, un estudio realizado en la liga española durante la temporada 1999/2000 establece que la demarcación de centrocampista es la más susceptible de lesión, seguida muy de cerca por la de delantero, defensa y, finalmente portero. Lo que sí parece demostrado es que el riesgo se concentra en las áreas de tiro donde la posesión de la pelota se disputa vigorosamente: zonas cerca de la meta. Además, existe un pico de riesgo entre los 20 y 24 años y una mayor incidencia en los últimos minutos de cada parte.

Muchos se preguntan si existen recetas para disminuir al mínimo las cifras de lesionados. Es una obviedad decir que la lesión es inherente a la competición y, de hecho, recientes estudios cuantifican el riesgo de lesión aguda en futbolistas como tres veces superior a la construcción y sector servicios. Es tan difícil dar recetas en este terreno que algunas investigaciones han concluido cosas tan simplistas como que los equipos con menor entrenamiento tienen mayor número de lesiones, o han documentado que una pretemporada más larga reduce el número de lesiones durante el período competitivo.

La última y más ambiciosa receta es el “11+”, un programa de calentamiento desarrollado por la FIFA y orientado a la prevención de lesiones que dura unos 20 minutos. La FIFA defiende que reduce el número de lesiones incluso a la mitad, y algunos ya esperamos impacientes estudios de rigor que avalen la nueva panacea para evitar lesiones en el fútbol.

jueves, 8 de octubre de 2009

¿POR QUÉ DISCUTEN?


El problema no es que discutan. El problema es porqué discuten. Es normal que, en el minuto 72 de un partido de máximo nivel  que pierden 2-1, los compañeros se crucen más de un grito como resultado de la tensión. Lo sorprendente, en este caso, es que la discusión gira en torno a algo que cualquier equipo debería tener completamente asimilado: la posición de cada jugador en los saques de esquina.

En una entrada anterior dábamos por hecho que cualquier equipo profesional tiene perfectamente trabajada la táctica fija hasta el punto de tener asignada una función claramente definida en todas las acciones a balón parado. Cada jugador conoce su papel de memoria. Ésto, que ya ocurre en equipos incluso de categoría juvenil, no sucedió en el Real Madrid el pasado 4 de octubre. En este caso, parece que Guti defiende una zona, pero Casillas le reprocha que no realice ninguna marca al hombre… un malentendido impropio de un equipo que lleva entrenando desde el 19 de agosto. Canal + y Cuatro han aireado los gritos como síntoma de desconcierto, pero el problema no está en la forma sino en el fondo, en el motivo de un conflicto que no debería existir.

Si repasamos todo el encuentro, veremos que a pesar de las quejas de Casillas, Guti tiene asignada esa zona desde el principio. En el minuto 4 de partido, cuando el Real Madrid defiende su primer saque de esquina, Guti ya ocupa ese espacio con el propósito, entre otras cosas, de salir a defender un posible saque en corto del Sevilla y neutralizar un previsible 2 contra 1. Eso es precisamente lo que ocurre en el minuto 24 y, de acuerdo con las imágenes del partido, Guti cumple con la misión encomendada. Lo curioso es que, en el minuto 66, vuelve a suceder lo esperado: el Sevilla juega en corto otro saque de esquina y sólo Guti va a defender la superioridad numérica de Navas y Adriano. Éste último coloca un centro sin demasiada oposición y Renato marca ante la inexistente oposición de Raúl.

Dante Panzieri escribió una vez que “el fútbol es la dinámica de lo impensado”, en relación a la naturaleza de un juego siempre abierto e imprevisible. El problema es que, si hay algo que se puede anticipar y entrenar, es la función de cada jugador para defender los saques de esquina. ¿Por qué parece que se improvisa la posición? ¿ Por qué el cuerpo técnico del Real Madrid no puso solución a los saques de esquina en corto del Sevilla? ¿Por qué Raúl era el responsable de hacer una marca al hombre sobre Renato? ¿Por qué parece todo tan chapucero?

lunes, 5 de octubre de 2009

IKER MUNIAIN: EL TALENTO ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO



Los números ya han situado a Iker Muniain Goñi en la historia del Athletic Club de Bilbao y en la de la Primera División española después. Ahora todos estamos a la expectativa de comprobar si su talento es capaz de llevarle tan lejos como promete. Impacientes por ver si este joven futbolista navarro puede ganarse un sitio en la historia del Athletic más allá de las fechas de su debut, superando lo que Santiago Segurola llama “el efecto champán”.

Para calibrar correctamente el margen de progresión de un talento en formación, la teoría del entrenamiento utiliza un concepto denominado “reserva de adaptación”. La reserva de adaptación es la relación entre el potencial de mejora de un jugador y los límites actuales de su rendimiento. En casos como el de Iker Muniain, la ciencia nos dice que, a sus 16 años, sus límites actuales están muy lejos de sus posibilidades de rendimiento en el futuro, una vez haya desarrollado todas sus capacidades físicas, psíquicas y emocionales. El riesgo en estos casos es exigir al jugador hasta límites que fuercen su adaptación a corto plazo y que agoten esta reserva de forma prematura. De este modo, el talento explotaría todas sus posibilidades a edades muy tempranas y alcanzaría su techo incluso antes de llegar al ecuador de su carrera deportiva. A todos nos vienen a la memoria casos de jugadores que desarrollaron todo su potencial demasiado pronto y se quedaron sin margen de mejora cuando aún rondaban los 20 anos.

Un estudio realizado en las categorías inferiores del Chelsea revela que un jugador de la Premiere League alcanza la cima de su rendimiento a los 27 años. Es una cifra que depende de muchos factores y hasta cierto punto arbitraria, pero justifica una práctica común en Inglaterra, que es la cesión de jugadores en periodos de formación a clubes más pequeños para garantizar que juegan el tiempo suficiente como para explotar su talento en los plazos óptimos. Paul Clement, entrenador asistente de Carlo Ancelotti, afirmaba el año pasado en una conferencia en Orlando que “los Rooney, Messi o Fabregas son casos extraordinarios. El tiempo de formación de un jugador tiene plazos mucho mas largos”. Basta recordar que el propio David Beckham jugó cedido en el humilde Preston North End FC en la temporada 94-95.

No es sencillo manejar los plazos, las cargas y el estrés competitivo de un futbolista que se destapa a tan temprana edad. La sombra de Julen Guerrero y su prematuro estancamiento es muy alargada. Sin embargo, la cultura futbolística de Lezama y la filosofía del Athletic son un caldo de cultivo favorable. Además, Joaquin Caparrós ha sido valiente. Valiente y atrevido porque, en la estructura de formación de talentos, el resorte final, el de la confianza del entrenador del primer equipo, suele ser el obstáculo más complicado. Ahora, el técnico de Utrera debe resolver la ecuación: disponen un diamante en bruto que para progresar ha de competir bajo exigencias acordes a su talento, pero no pueden someter al joven navarro a la carga permanente que supone el fútbol de élite desde el punto de vista físico, psicológico y anímico. Si lo hicieran, es posible que el genio de Iker saliera indemne de cualquier trance, y que incluso desarrollara todo su potencial en tiempo record, pero habría agotado su reserva de adaptación y tendríamos una estrella prematuramente estancada para el resto de su carrera. Las estadísticas dicen que, en lo que va de temporada, Caparrós va a encontrar la solución utilizando la cautela: entre Liga y Europa League, Muniain ha sido titular en cuatro de once partidos,y de ellos solo ha jugado uno completo. En total, 518 minutos que apenas superan el 50% del tiempo hasta le fecha. El entrenador le protege también en los medios, y ya desde las eliminatorias de Europa League contra el Werder Bremen, Caparrós denunciaba: "Van a cazarle. Tiene el tobillo totalmente hinchado y el reglamento es para todos igual, al margen del nombre y de los años que lleve en Primera. ¿Tiene que ser más mediático un futbolista para que le piten las faltas?". Intenta encontrar el foco de atención adecuado, protegerle en público sin desgastarle ante los medios.

En Lezama ya saben que crecerá más de su actual 1,69 de estatura, que le queda cuatro o cinco anos para alcanzar sus niveles máximos de consumo de oxígeno, o que su desarrollo hormonal le va a proporcionar más masa muscular en las próximas temporadas. Sólo hay que hallar la compleja fórmula que permita respetar los plazos de desarrollo estimulando al máximo sus capacidades. Una tarea ingente que quizá solo tenga una clave: mantener la cabeza bien amueblada.