lunes, 24 de mayo de 2010

LA GLORIA CONTENIDA EN DOS PASES. FINAL DE LA CHAMPIONS LEAGUE

El talento se educa en la calma y el carácter en la tempestad.
Wolfgang Goethe 

Julio César golpeó el balón más de 60 metros de distancia buscando la cabeza de Milito y, a partir de entonces, es difícil decir si lo ocurrido es un ejercicio elemental de simple fútbol directo o una exhibición de técnica, velocidad y precisión sólo al alcance de los mejores futbolistas. Es como si un pedazo de vulgar tocino en forma de pelotazo se hubiera convertido en un delicado plato elaborado con la técnica de Ferrá Adriá. Todo por obra y gracia del talento de Wesley Sneijder y Diego Milito. 

El inicio de la jugada era más propio del Athletic de Bilbao o el Tottenham, pero la manera en la que, con un toque de cabeza, Milito le puso el balón a Sneijder, el control de éste, el pase al espacio, el control orientado en carrera y la finalización… todo excepto el comienzo convierten la secuencia en un alarde de virtudes individuales difíciles de encontrar en un contexto tan hostil para el talento como el que propuso el Inter de Jose Mourinho


Cuando el campeón italiano eliminó al Barcelona en las semifinales de la Champions, José Sámano escribió en El País que Mourinho era capaz de tener un Picasso expuesto en el sótano de su casa, en clara referencia al desperdicio de talento que suponía obligar a Eto'o a jugar casi de lateral derecho. En la final del 22 de Mayo, el Inter pintaba con brocha gorda, pero Milito y Sneijder se empeñaron en dibujar el primer gol con una nitidez velazqueña. El delantero argentino y en especial el holandés son los dos únicos jugadores con cierta libertad de elección, a pesar de que el estilo del equipo tiene patrones de juego muy delimitados. Tan estrechos que tuvieron que ir a buscar petróleo en una clásica jugada tan vieja como el fútbol y que suele desarrollarse como un elefante en una cacharrería: con vigor, fuerza, desorden y un poquito de suerte para sacar algo en claro. Cualquiera que haya jugado al fútbol sabe lo difícil que es resolver un pelotazo del portero en con la precisión de la dupla Milito – Snjeider. 

¿Cómo lo consigue? ¿Cómo convence Mourinho a jugadores con semejante talento para que lo administren con cuentagotas en medio de un partido pensado para decidirse en el fango? Los futbolistas más brillantes buscan algo más que un pelotazo de su portero para sacar a relucir su calidad. Quieren un contexto y un estilo de juego que les permita disfrutar del fútbol desde su genio y no desde la pizarra. Así de grande es el liderazgo que Mourinho ejerce sobre sus hombres. 

Mientras tanto, el Bayern venía de ser el segundo equipo con más posesión en la Champions, sólo superado por el Barcelona. No se traicionó a sí mismo y mereció algo más, lo diga un romántico o un pragmático. Con la excepción de Olic, cualquier jugador del Bayern completó más pases que uno del Inter. Pero ya sabemos que no hace falta más posesión de balón para ganar un partido y al final Robben se quedó sin un pedazo de la gloria que Milito acaparó para él solo.

Jorge Valdano escribió una vez que hay dos tipos de entrenadores: los que imaginan el juego con su equipo en posesión del balón y los que lo imaginan sin la posesión de la pelota. Después de esta Champions League, todos sabemos de qué tipo son y como imaginaron el partido Van Gaal y Mourinho. Lo curioso es que, al final, todos se agarraron al talento de los mejores para salir del fango. Incluso cuando uno estaba mucho más interesado que el otro en embarrar el partido.