martes, 27 de abril de 2010

MOURINHO Y GUARDIOLA. CUANDO LOS EXTREMOS SE TOCAN.

Cuidado con la hoguera que enciendes contra tu enemigo; 
no sea que te chamusques a ti mismo 
William Shakespeare


Aparentemente todo les hace diferentes e incluso antagónicos. Les distingue su trayectoria profesional, estilo de juego, modelo de liderazgo o relaciones con los medios. Nadie diría que, rascando un poco la superficie, Pep Guardiola y Jose Mourinho son como los mejores enemigos de un buen western. Aquellos que, a pesar de la rivalidad, reconocen en el otro rasgos comunes y se admiran y odian con la misma energía.
Ambos personalizan la evolución más significativa en el entrenamiento del fútbol en los últimos años. La periodización táctica de Mourinho o el microciclo estructurado de Guardiola son modelos de planificación que, desde el paradigma de la complejidad,  ponen el acento en el factor táctico del fútbol. Su perspectiva del juego adquiere una visión holística, de manera que ya no se concibe el fútbol como una integración de factores físicos, técnicos y tácticos. El todo es más que la suma de sus partes y el dominio del elemento táctico, el conocimiento de los fundamentos del juego, arrastra al resto de dimensiones sin necesidad de entrenarlas de manera analítica. Han solucionado problemas con una perspectiva que las metodologías de entrenamiento integrado y mucho menos la analítica alcanzaban a resolver.
Es interesante descubrir que la principal influencia de ambos entrenadores a la hora de concebir el entrenamiento viene de dos teóricos de las ciencias del deporte. Víctor Frade y Paco Seirul.lo son los responsables de haber puesto en la cabeza de Mourinho y Guardiola la semilla de un nuevo concepto de entrenamiento. Tras décadas como rehenes de una metodología lineal y obsoleta, han sido unos pocos teóricos del entrenamiento quienes nos han llevado a un escalón superior de conocimiento. Guardiola llegó a parafrasear a Seirul.lo cuando afirmó hace unos meses que la preparación física no existe, y hace años que Mourinho prescinde de un preparador físico y renuncia al trabajo de gimnasio tan extendido en el fútbol italiano.
Más allá de las diferencias evidentes, de la disparidad en los estilos de juego, Mourinho y Guardiola observan y desmenuzan el fútbol desde el mismo prisma, lo trabajan de forma similar y confían ciegamente en la táctica como el eje vertebrador de todo deporte colectivo.
Y aún así, mientras seguimos pensando ingenuamente que dos de los mejores entrenadores del mundo pueden prever y controlar el juego, mañana el fútbol volverá a ser la dinámica de lo impensado y 22 futbolistas serán los protagonistas de un partido que, por mucho que nos empeñemos, apenas se puede dominar desde el banquillo.

miércoles, 14 de abril de 2010

¿CÓMO MOTIVAR CUANDO SE HA GANADO TODO?

El gran estilo nace cuando lo bello obtiene la victoria sobre lo enorme.
Friedrich Nietzsche

Todo momento de victoria, de máxima gloria, lleva inevitablemente escrita la palabra fin. Esta máxima, a medio camino entre el pesimismo y la apología del carpe diem, no parece cumplirse para el FC Barcelona de Pep Guardiola. El equipo ha ganado todos los títulos posibles y el entrenador sigue embarcado con éxito en el reto de motivar y obtener máximo rendimiento de un grupo que ha tocado la cima. ¿Cómo lo consigue? Todos conocemos su habilidad para liderar y dirigir el vestuario, su dominio del entorno mediático, los vídeos motivadores e incluso golpes de timón como la marcha de Eto’o. Pero Guardiola siempre piensa en clave de fútbol y la respuesta a la pregunta de este post está más cerca del campo de juego que del vestuario. 

La clave ha sido introducir alternativas en el sistema de juego que, manteniendo intacto el estilo del equipo, supusieran un reto y un cambio de rutinas para los jugadores. Los cambios tácticos que el equipo ha experimentado en los últimos meses (del sistema 4-3-3 al 4-2-1-3, e incluso 4-4-2 en rombo en alguna ocasión) no son sólo una solución táctica a las debilidades del equipo. Suponen, además, un cambio de determinados automatismos, tareas de entrenamiento diferentes, distintas respuestas a los mismos problemas. El estilo, la metodología y los fundamentos del juego no se tocan, pero los jugadores tienen nuevas exigencias tácticas que alejan la rutina de los entrenamientos y les obligan a asimilar nuevas posibilidades. Las ecuaciones que plantea un partido de fútbol siguen siendo las mismas, pero ahora se llega a la solución por distintos caminos, y los que aprobaban con nota el curso pasado podrían suspender este año si se duermen y no asimilan los nuevos principios. De momento, Messi es el más listo de la clase: su cambio de posición no hace sino hacerle crecer día a día. 

Guardiola no es el primer entrenador que utiliza cambios en el sistema de juego como instrumento para mantener el nivel de concentración y compromiso del grupo. En su segunda temporada en el Chelsea, Jose Mourinho abandonó el 4-3-3 para jugar con un 4-4-2. Para el entrenador portugués, el 4-4-2 es más complejo de desarrollar que el 4-3-3. Por eso el cambio de sistema obedecía a la necesidad de evitar que los jugadores se acomodaran en principios tácticos y patrones de movimiento que dominaban de tal manera que podían ser su camino a la tumba. Y es que, para sorpresa de muchos, existen más semejanzas entre Mourinho y Guardiola de las que el juego de sus equipos nos deja ver. Y ese cara a cara será el tema del próximo post, justo antes del duelo de Champions.