no sea que te chamusques a ti mismo
William
ShakespeareAparentemente todo les hace diferentes e incluso antagónicos. Les distingue su trayectoria profesional, estilo de juego, modelo de liderazgo o relaciones con los medios. Nadie diría que, rascando un poco la superficie, Pep Guardiola y Jose Mourinho son como los mejores enemigos de un buen western. Aquellos que, a pesar de la rivalidad, reconocen en el otro rasgos comunes y se admiran y odian con la misma energía.
Ambos personalizan la evolución más
significativa en el entrenamiento del fútbol en los últimos años. La
periodización táctica de Mourinho o el microciclo estructurado de Guardiola son
modelos de planificación que, desde el paradigma de la complejidad, ponen el acento en el factor táctico del fútbol.
Su perspectiva del juego adquiere una visión holística, de manera que ya no se
concibe el fútbol como una integración de factores físicos, técnicos y tácticos.
El todo es más que la suma de sus partes y el dominio del elemento táctico, el
conocimiento de los fundamentos del juego, arrastra al resto de dimensiones sin
necesidad de entrenarlas de manera analítica. Han solucionado problemas con una
perspectiva que las metodologías de entrenamiento integrado y mucho menos la
analítica alcanzaban a resolver.
Es interesante descubrir que la principal
influencia de ambos entrenadores a la hora de concebir el entrenamiento viene
de dos teóricos de las ciencias del deporte. Víctor Frade y Paco Seirul.lo son
los responsables de haber puesto en la cabeza de Mourinho y Guardiola la semilla
de un nuevo concepto de entrenamiento. Tras décadas como rehenes de una
metodología lineal y obsoleta, han sido unos pocos teóricos del entrenamiento
quienes nos han llevado a un escalón superior de conocimiento. Guardiola llegó
a parafrasear a Seirul.lo cuando afirmó hace unos meses que la preparación
física no existe, y hace años que Mourinho prescinde de un preparador físico y renuncia al trabajo de gimnasio tan extendido en el fútbol italiano.
Más allá de las diferencias evidentes, de la
disparidad en los estilos de juego, Mourinho y Guardiola observan y desmenuzan
el fútbol desde el mismo prisma, lo trabajan de forma similar y confían ciegamente
en la táctica como el eje vertebrador de todo deporte colectivo.
Y aún así, mientras seguimos pensando
ingenuamente que dos de los mejores entrenadores del mundo pueden prever y
controlar el juego, mañana el fútbol volverá a ser la dinámica de lo impensado
y 22 futbolistas serán los protagonistas de un partido que, por mucho que nos empeñemos,
apenas se puede dominar desde el banquillo.