viernes, 18 de junio de 2010

LA HORA DEL CARÁCTER


El talento se educa en la calma y el carácter en la tempestad
Johann Wolgang Goethe

  
Y que nadie confunda el carácter con la manida furia española, la testiculina y el gol de Marcelino. Pero, ahora que España está en el trance más complicado de los últimos cuatro años,  los jugadores van a experimentar situaciones ya conocidas en estos casos: los más débiles  empiezan a dudar sobre las propias posibilidades y las de los compañeros. La prensa, parte del entorno y la afición pasan de la euforia a la decepción con rajada de Luis Aragonés incluida. Y entonces llega Honduras y si el partido se embarulla se multiplican los miedos, tiemblan las piernas y algunos dejan de pedir el balón y eluden responsabilidades. La ironía es que todo este mal trago es el caldo de cultivo de un equipo ganador.
Por suerte la selección tiene la calidad y el talento. Ahora es el momento de ver cómo el grupo responde a esa vocecita en su cabeza que les dice que quizá no son tan buenos como pensaban, que quizá su estilo de juego es un fiasco, o que quizá fallen en la próxima jugada y que por eso es mejor no pedir el balón.
Algunos piensan en el Mundial de Italia ’90 y hablan de hacer equipo a la argentina. En aquel campeonato la selección albiceleste, por entonces campeona del mundo,  empezó perdiendo 1-0 contra Camerún. El equipo se cohesionó  frente a las críticas, se cerró un poco en sí mismo y convirtió cada partido en una batalla donde se recuperaba la confianza a base de sumar victorias de cualquier manera. Aquel equipo tenía a Maradona y, además, ninguna campeona del mundo ha perdido jamás su primer partido del grupo, pero la buena noticia es que España tiene un estilo, una idea de juego a la que no parece que vaya a renunciar incluso cuando vengan mal dadas. Además, estos jugadores no necesitan la bronca ni estar enfadados con el mundo para rendir a su máximo nivel.
Por mucho que nos empeñemos, las soluciones para el próximo partido no vienen de lo táctico. Es verdad que contra un equipo tan compacto atrás, que cedía tantos metros a España, un tercer medio centro como Busquets pudo ser prescindible. También es verdad que Ottmar Hitzfeld ya esperaba el juego interior de España y neutralizó perfectamente la conexión con Villa. Sin embargo,  lo más importante en el próximo partido no será visible para el espectador, sino que ocurrirá en las cabezas de los jugadores. De su percepción de sí mismos, su autoconfianza y cohesión del grupo depende que  España llegue en condiciones de competir a un temible cruce en octavos de final 
Es la hora del carácter, de los mentalmente fuertes y de los que compiten con un espíritu tribal. Todo el mundo sabe a qué se juega. Lo único que la selección no ha entrenado es cómo sobreponerse a las dudas, al sentimiento de frustración y ansiedad que genera no cumplir con lo esperado. De la incertidumbre se sale con una mezcla de fútbol y carácter para competir como una vez dijo Luis Figo que hay que jugar al fútbol: “hay que jugar como si no fueras a equivocarte pero no te sorprendas cuando suceda”.

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