lunes, 21 de diciembre de 2009

GANAR AQUÍ Y AHORA. LA VERDADERA HISTORIA DEL FÚTBOL BASE.

La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras. 
Jean Jaques Rousseau 

El próximo 27 de diciembre vuelve a disputarse el torneo internacional Alevín de fútbol 7 en Arona, Tenerife. No es el más importante, pero sí el mas mediático de todos los torneos de fútbol base que se celebran en España. Y todo ello a pesar de las incongruencias: se hace llamar torneo alevín aunque en él participan infantiles de primer año, y se juega fútbol 7, cuando lo habitual es que los jugadores de esa edad compitan en fútbol 11. Cuando Míchel era el director de la cantera madridista, no se cansaba de decir que este tipo de torneos no dan la verdadera medida del potencial formativo de un club pero, para el aficionado medio, es en esta competición donde se toma el pulso al estado del fútbol base de un club. “Lo importante es que esto es una fiesta del fútbol para los niños de esta edad y que se lo tienen que tomar como una diversión”, solía decir Míchel. Pero si todo fuera formación y acumular experiencias, estos torneos los jugarían sólo los niños con más talento, los que garantizan el futuro, y no los que aseguran la victoria hoy pero no mañana.

La prueba más reciente de esa urgencia, de ese ganar aquí y ahora, está en un estudio realizado por Pedro Gómez Piqueras, preparador físico de las categorías inferiores del Albacete Balompié. El dato más relevante es que los equipos de fútbol base eligen mayoritariamente a niños nacidos en los primeros seis meses del año, es decir, a aquellos que han madurado antes y destacan especialmente por sus condición física. Tras revisar mas de mil jugadores en categoría infantil, cadete y juvenil, en clubes como Real Madrid, Barcelona, Valencia o Milán, se observó que el 75 % de los jugadores habían nacido en los primeros 6 meses del año. Esta cifra es aún mayor en las categorías inferiores de la selección española, donde el equipo sub 16 tiene hasta un 93% de jugadores nacidos en la primara mitad del año. Podríamos llegar a pensar que es un dato circunstancial si no fuera porque, a partir de los 19 años, los porcentajes de nacimientos comienzan a equipararse. Y se igualan tanto que, analizando ocho selecciones absolutas que participaron en la pasada Eurocopa, existe una proporción de 50/50. Es decir, consciente o inconscientemente, las canteras eligen a los más desarrollados físicamente, aún sabiendo que eso no es garantía de futuro.

Visto esto, parece que el mes de nacimiento no tiene relevancia alguna en el futuro rendimiento del futbolista, a pesar de que los responsables del futbol base se empeñen en convertirlo en un criterio para seleccionar talento. Incluso, parece un milagro que aquel jugador con un nivel madurativo menor consiga sobrevivir temporada tras temporada a la criba de talentos sirviéndose tan sólo de sus condiciones técnicas.

Lo peor es que lo saben. No son tontos. Entrenadores, ojeadores, directivos… todos son conscientes de que tienen demasiados niños que destacan por su físico. El propio Jorge Valdano, allá por el ano 2001, cuando ejercía como director de fútbol del Real Madrid, dedicó una de sus primeras charlas a los entrenadores del futbol base a llamarles la atención sobre la excesiva cantidad de jugadores que se seleccionaban según sus características físicas. E incluso les invitó a repasar las fechas de nacimiento y comprobar cómo, efectivamente, la mayoría habían nacido entre los meses de enero y junio.

¿Quién es el responsable de este criterio? Es fácil señalar a los entrenadores. A fin de cuentas ellos dan más minutos y oportunidades a los más desarrollados físicamente. Pero la realidad es que, en clubes como el Real Madrid, el contrato de un entrenador del fútbol base dura un año. No se le hace partícipe de un proyecto de formación a largo plazo ni milongas por el estilo. Tiene una temporada para demostrar su capacidad como técnico porque no se confía en él más allá del treinta de junio, ni se le considera parte de un proyecto deportivo de larga duración. En esas circunstancias el entrenador opta por lo único que cree que le mantendrá en el puesto: ganar. Si no han confiado en él para la próxima temporada, más vale que se reivindique con victorias, porque su papel como formador o educador no va a dejar ningún sello cuando no le renueven el contrato. En una entrevista a Ramón Martínez, el subdirector de futbol del Real Madrid insistía en que buscan técnicos “que sean formadores antes que entrenadores”. Pero cuando se le preguntaba porqué él tiene un contrato plurianual y los entrenadores anual, simplemente respondía que “es lo que se hace normalmente. Hay gente que con un simple contrato anual dura toda la vida”. Ni rastro de conceptos como formación a largo plazo, proyecto de futuro, equipo de trabajo… A todos nos gusta Horst Wein hasta que empieza la competición.

Cuando los entrenadores estén a punto de partir a Tenerife con sus equipos, el responsable de fútbol base de turno les recordará que lo importante es disfrutar de la experiencia, no presionar a los niños, etc. Y será entonces cuando algún veterano empleado del club, saliéndose del discurso oficial, se acerque para decirles al oído que es verdad, que el resultado no es lo importante… pero hay que ganar.

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